
Es lamentable que muchos países de Latinoamérica estén bajo una nube negra debido a los distintos modelos económicos que los gobernantes han implementado. Aunque a su paso dejan consecuencias positivas y progresistas para el país, se perciben consecuencias negativas que ahora son motivo de esta crítica.
Y es que dentro de las sociedades capitalistas se ha venido observando una inclinación por el aumento en la intensidad de trabajo en busca de un mayor rendimiento, lográndose a través de una mayor explotación del trabajador y no del incremento de su capacidad productiva. Es injusto pensar que por ser trabajadores que quizas no tuvieron la posibilidad de alcanzar una carrera profesional, se dedan explotar como máquinas, y mucho peor, sin ser retribuidos consientemente por el esfuerzo realizado. Entonces surgen algunas interrogantes, ¿Por qué no se capacita al personal? ¿Por qué no se le brinda una actualización suficiente al trabajador de modo tal que conozca las últimas técnicas que lo ayuden a mejorar su productividad? ¿A dónde va el incentivo y la motivación del personal? Muchos empresarios no consideran esta opción como un hecho real, pues consideran que la inducción y la preparación del personal, incrementarían los costos y no va acorde al eslogan de “minimizar costos y maximizar las ganancias”.
Otra consecuencia negativa que se puede observar y que en los últimos años ha tenido gran renombre, es el tema de la sobreexplotación del trabajo femenino en Venezuela, que de por sí, desde el tiempo de la creación, se considera el género débil y dependiente. Ésta explotación se relaciona con las sociedades capitalistas que consolidan el predominio del hombre sobre la mujer y que se manifiesta en fuertes desventajas en la condición laboral de las mujeres, acompañados de la discriminación y exclusión.
Esta situación trajo como consecuencia una lógica reacción del género femenino que adoptó diversas modalidades de supervivencia. Ante un escenario de bajos ingresos derivados de las fluctuaciones de la economía y el rechazo laboral de la economía formal, se dirigió a la economía informal, que si bien es cierto va en deterioro del proceso global de un país, visualizó en ella un medio de sustento y superación.
Igualmente con el pasar del tiempo, se va presenciado la incursión de la mujer dentro del campo laboral y aunque muchos las tilden como quienes realizan actividades muy fáciles, el rol de la mujer silenciosamente se hace cada vez más indispensable para la sociedad. Si la carrera apropiada para la condición femenina es la Educación, es porque a diferencia de los hombres, vienen al mundo engendrar la vida, a preparar a los seres del mañana. Del mismo modo, la carrera Administración es digna del género, pues sin ánimos de ofender, tiene siete sentidos desarrollados, en donde la razón y análisis son los más sobresalientes. Las mujeres hoy en día están despertando, liberando la concepción de dependencia y subordinación y ahondando en los campos de evolución y autosuficiencia.
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